Friday, June 30, 2006

el subrayado es mío

No sé aún. Venía caminando muy, muy despacio, y pensaba en escribir, en tantos títulos. Pero de nuevo no puedo titular, porque no sé sobre qué voy a escribir, aunque ya había pensado en qué, pero se me desvanece, por lo que llegamos a la sincera conclusión de que NO TENGO IDEA DE LO QUE ESTOY HABLANDO.

"Si lo puedo pensar, poner en lenguaje, existe". No sé bien quién fue el creador de este concepto, pero la verdad es que creo que eso fue un punto de inflexión respecto al estudio de arquitectura y diseños. Hasta de la actitud frente al arte. ¿Basta entonces con la palabra? ¿La existencia física y mental, sentimental y sensorial, encuentra exacto equivalente en el lenguaje?¿Hay equivalencias?.

Esto se iba a escribir por separado, iba a comentar, yo, que esto es como una nota al pie respecto a lo que se supone "tematiza" al blog o es el eje de los escritos que contiene. Pero la verdad es que no está tematizado, sino que por lo general surge y se desarrolla alrededor un mismo punto (¿Cúal será?)

Pero no no no no no. La autoestima de escritor adolescente me la guardo en un bolsillo. Le mando mis más cariñosos saludos al Sr. Jordi Borja, quien probablemente no esté leyendo, pero simplemente tengo que sacarme de encima la verguenza de ser leída por "personalidades". Muchos saludos a Ud. y ojalá que haya disfrutado de la lectura, igualmente me gustaría decirle, sin conocimiento de causa, que Grosso es prácticamente indefendible.

Punto 2:
Tengo un problema. Intuí, lejanamente, que me puedo haber llegado a interesar en la política.

Punto 3:
Siento tal desorden en mi escritura que hago este tipo de cosas absurdas. Constantemente se habla de la escritura acá. Y de la arquitectura. Lecturas de ciudad.

4: Ahora estoy escribiendo desde mi casa. Es una sensación muy extraña. Mi casa - no casa. La "indigencia chic". Las ventajas de ser joven y bonita. No Vicky, no sigas.

5: Reinvención de la ciudad. La verdad, la ciudad no es así. Pero por momentos sí. La verdad, es que no quiero mirar un montón de cosas. Y que las miro mucho. O poco. Pero no las escribo. Y no tengo ganas de hacerlo.

Leo a Nietzsche y lo cito y todo forma parte de un comentario autorreflexivo sobre la propia escritura, lo que, parecería, es inútil, no sirve. Me meto la autoestima adolescente en el bolsillo o simplemente lo acepto.

Click en "Aceptar" y seguir escribiendo.


Ahora pienso que debería hacer una pausa, cercenar el flujo de pensamiento ya que está todo disperso, y por lo tanto no debería juntarse en un mismo texto. Uy, me olvidé de clickear en "Aceptar".


De nuevo: "Aceptar"

Y ahora cito a Nietzsche, y no antes, por esas cosas que me molestan de la escritura en computadoras: que se pueda volver atrás. Si esto fuese un manuscrito tendría mayor derecho a la estupidez o, al menos, a corregirse una frase después del error.
Ah, y otra línea más de comentario (lo diegético, lo extra, lo infra, lo supra, lo meta): el procesador de textos en el que escribo (el ofrecido por blogger.com) posee tipografía semejante a la de una vieja Olivetti. Otra línea más, Dra., además, yo escribía a máquina en la casa de mis abuelos.


Uf... estoy harta de escribir sobre lo que escribo. ¿Cómo hace uno para liberarse de eso?. Si me quieren preguntar algo, con gusto les responderé. Las respuestas a los interrogantes que yo misma me planteo sólo son "respondidas" con nuevas preguntas.

En este punto ya estoy demasiado, demasiado cansada de la meta-escritura y citaría el bendito libro y diría que es tremendo el envión que te da esa capacidad... no, mejor no.
Creo que la ciudad es simplemente hermosa porque necesito que así sea. Y porque simplemente lo es.
Escribiría sobre mi abuela, y la gente con la que me crucé en el subte hoy, y la religión, y hasta sobre la filosofía, pero para aliviar la angustia le cedo la palabra a otro:

Una cuestión fundamental es la relación del griego con el dolor, su grado de sensibilidad, - ¿permaneció idéntica a sí misma esa relación?, ¿o se invirtió? la cuestión de si realmente su cada vez más fuerte anhelo de belleza, de fiestas, de diversiones, de nuevos cultos, surgió de una carencia, de una privación, de la melancolía, del dolor.

Para poder vivir tuvieron los griegos que crear, por una necesidad hondísima estos dioses: esto hemos de imaginarlo sin duda como un proceso en el que aquel instinto apolíneo de belleza fue desarrollando en lentas transiciones, a partir de aquel originario orden divino titánico del horror, el orden divino de la alegría: a la manera como las rosas brotan de un arbusto espinoso.
Aquel pueblo (...) ¿de qué otro modo habría podido soportar la existencia, si en sus dioses ésta no se le hubiera mostrado circundada de una aureola superior? El mismo instinto que da vida al arte, como un complemento y una consumación de la existencia destinados a inducir a seguir viviendo, fue el que hizo surgir también el mundo olímpico, en el cual la voluntad helénica se puso delante un espejo tranfigurador. Viviéndola ellos mismos es como los dioses justifican la vida humana (...).








1 comment:

Anonymous said...

Hay algo de privación ilegítima de la libertad, y entre tantas pavadas que uno dice encuentra que hacía mucho que no se decía algo tan lindo.