Thursday, October 11, 2012

Place de la Concorde París

Y de repente veo en mi blog un sueño que posteé en 2005... tenía 18 o 19 años. Acá lo copio:

Y París era todo gris, las casas estaban apiñadas, como si hubieran chocado entre ellas cual coches, pero quedaba bien, y habia un par de columnas corintias estilo monumento, con la siempre infaltable victoire de samotracia pequeña en dorado (alitas, mas bien, pero en paris todo es victoria), y si mirabas al otro lado estaba la tour eiffel por Delaunay, pero blanco y negro, era todo blanco y negro, la victoria probablemente tambien, pero viste que en los sueños la imagen no se condice con lo que uno sabe que sueña? porque en los sueños uno simplemente sabe, las imágenes son surrealismo decorativo.
Y yo tomaba cafe, cafe con muffins, todo blanco y negro, y hasta no sacar la cabeza por la ventana no me daba cuenta de que era parís, aunque lo sospechaba, y cuando saqué la cabeza fue porque habíamos llegado, y me puse a llorar. Sí, en los sueños uno sabe, me encanta esa clase de certidumbre, esa prescindibilidad de los sentidos, uno esta tranquilo o asustado porque ya sabe que imagen va a venir, y tambien se autosorprende con sus propias incoherencias, eso pasa generalmente cuando estas a punto de levantarte.
París tiene que ser blanco y negro, no existe otra posibilidad.y hay café por todos lados, y victorias de samotracia.
ah ya se!!! la columna corintia era la pirámide de la Place de la Concorde, pero yo la deformé.


Y ahora veo esa foto y caigo finalmente en el hecho de que yo estuve ahí, y lloro, cuando estuve allí no lloré, porque no entendía nada, no entendía nada, como en los sueños. Ahora lloro, y extraño París. Y también lloro, porque no puedo creer que uno de mis sueños se haya hecho, efectivamente, realidad. Es loco saber que aquello que está en tu imaginación en realidad también está en el mundo, que existe, y que los sueños que tengo no son ni tan locos ni tan irrealizables. Extraño París, muchísimo. Sentí que la conocía desde siempre. Salvo el fulgurar del dorado que brilla por doquier. El obelisco de la Place de la Concorde... no entiendo cómo hice para llegar ahí. Un obelisco egipcio con una punta de oro. Y yo, caminando sola por ahí, como si nada...

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